Viaje a Humahuaca y alrededores - Mayo 2006

andresg1967 dijo el 31/5/06:
Como los reportes anteriores de Ruta 0 me ayudaron mucho en la preparación de mi viaje a la Quebrada de Humahuaca, trataré de retribuirles con info útil.DOMINGO 14/05/2006Salí de Aeroparque en vuelo a Salta por Aerolíneas ($700 ida y vuelta). Llegué a las 14 hs a Salta, donde me esperaba la gente de Hertz con el autito alquilado, un Corsa de 3 puertas ($500 opr 3 días y medio y 1200 km). Me dieron mapas y me dirigí a Jujuy por la ruta 9, de cornisa.La verdad es que resulta un poco peligroso manejar por allí, porque la calzada es de 1 carril y medio y se encuentra despejada en casi todo su tramo, cuando de repente viene un auto de frente justo cuando uno sale de una curva. Por ello, está bueno manejarla pero con prudencia. El paisaje es imponente, con selva tupida al costado del camino y embalses al llegar a Jujuy, todo enmarcado en una atmósfera selvática de nubes cargadas de lluvia. Vale la pena parar un par de veces para admirar el paisaje.Una vez cerca de SS Jujuy, se toma fácilmente la ruta a Humahuaca, al comienzo transitada hasta Terma de Reyes, luego despejada. De a poco uno entra en ese mundo mágico de la Quebrada, donde las montañas lo aislan a uno de la "Argentina moderna".Una hora después de haber dejado SS Jujuy, llegué a Purmamarca. Me instalé en el hostal El Viejo Algarrobo, en una habitación muy pequeña y con baño mínimo. Luego salí a caminar por el pueblo. Mi primera impresión es la de haber llegado a un lugar muy romántico, especial para ir en pareja por la tranquilidad y la sensación de estar apartado del trajín diario, y luego me dediqué a ver las pocas artesanías que quedanban en la plaza principal a esa hora.Otra sensación que tuve es que la Quebrada parece un lugar demasiado turístico, al estilo "entre por aquí, compré por allá y salga por el otro lado", algo que percibo sobre todo en los lugares donde la única actividad es el turismo y se explota al máximo.Eran las 8 de la noche y ya me picaba en bagre, así que me fui a un restaurant del pueblo. Me di una suculenta cena con tamales, cazuela de cordero, quesillo con arrope y vino por unos $25. Muy bueno.Volví al hostal y caí fundido en la cama. LUNES 15/05Me desperté con la sorpresa de que no había agua caliente, pero al reclamar en el lobby prendieron el calefón. Si bien me trataron muy bien en El Viejo Algarrobo, ese hostal no me parece el mejor lugar para hospedarse ya que sus instalaciones no valían los $75, así que hice el checkout esa misma mañana.A las 8:30 salí a pasear por el camino de los Colorados, el cual hice a pié. Impactan los diferentes tonos de rojo y los cardones al costado del camino. El sol recién salía, por lo que era el momento ideal, tanto por el poco calor como por los cambios en la coloración de los cerros acorde el día avanzaba.Se recorre en un par de horas. Luego, me dirigí a Tilcara, previo paso fugaz por Maimará y la Posta de los Hornillos (lugar interesante para ver con tiempo).En Tilcara me alojé en el hostal Don Jaime, lugar muy bueno que por $70 tenía habitaciones estilo cabaña. Muy linda vista y mucho más espacio que el anterior. Lo recomiendo como base para parar en la Quebrada (recién lo terminaron, así que no me sorprendería que en el futuro aumenten los precios).Tilcara ya parece más ciudad, con más actividad "genuina" (chicos yendo a la escuela, gente haciendo trámites en el banco, etc), a pesar de que el turismo reina como principal actividad. La feria de artesanías de la plaza principal me pareció más pobre que la de Purrmamarca, con menos variedad, aunque hay talleres de artesanías que venden cosas de muy buena calidad.Esa misma tarde, con el sol bien arriba, preferí visitar primero el museo Casanova antes de ir al pucará. Ese museo realmente es una joyita, y sirve mucho verlo para entender los estilos de cerámicas y artesanías que uno ve en la zona. Como los empleados públicos jujeños estaban en huelga, la entrada resultó gratuita.Camino al pucará, comencé a sentirme super cansado, como si fueran las 10 de la noche. Apunamiento o agotamiento? Igual le di para adelante, y subiendo llegué a la base del pucará. El lugar impresiona por el esmero con que fue reconstruido, así como por la magnífica vista desde las pirámides (me tocaron 4 días espléndidos y de gran visibilidad). Las combis desde SS Jujuy llegan y se van todo el tiempo, trayendo turistas.A la tardecita me dediqué a pasarla tranqui, revisitando la feria de Purmamarca y leyendo un libro luego en un café de Tilcara. Otra cena opípara a la noche y... al sobre.MARTES 16/05Me levanté con los gallos y tomé un desayuno suculento con vista a los cerros, algo impagable. Me dirigí a Huacalera y Uquía, a ver sus iglesias y pinturas para ver de qué se trata esa famosa "escuela cuzqueña" (aunque entiendo poco de pintura). A media mañana llegué a Humahuaca, ciudad que me impactó por su trazado antiguo, sus farolitos y sus callecitas. Como en Purmamarca, da la sensación de que el turismo es casi la única actividad. Vi la salida del santito y el monumento, pero lo que más me interesó fue hablar con los comerciantes y ver a la gente en la calle. Tuve el acierto de comprarme una bolsita con hojas de coca.Una vez bien almorzado por unos $15, me decidí a visitar las Salinas Grandes, camino al paso de Jama. Tenía miedo de apunarme, pero el coqueo se mostró eficaz para evitarlo (se siente realmente cuando uno va subiendo la cuesta de Lipán). Subir con el auto en semejante medio agreste fue una sensación imperdible, con la vegetación haciéndose más rala y con el sol picando fuerte. El pobre autito tuvo que sufrir para subir semejantes cuestas, pese al excelente estado del camino.No sabría cómo explicar la sensación de ver un inmenso mar de sal en medio de las montañas. Al llegar a la posta principal, caminé por los salares hasta donde había unos piletones en la sal que unos operarios habían cavado, no sé bien con qué proposito. Estaban llenos de salmuera.Volví a Tilcara para hacer compritas, cenar y tirarme a dormir.MIÉRCOLES 17/05Me desperté antes que los gallos porque me la jugué a irme a La Quiaca. Me quedaba pendiente una visita a Bolivia, así que no pude resistir la tentación de ir para Villazón, pese al apunamiento y a que esa misma noche tomaba el vuelo de regreso en Salta.La ruta está en buen estado, y a partir de cierto tamo se hace plana, bien puneña. Resulta interesante ver llamas al costado del camino, pastando al estilo de las vacas que uno ve en las pampas. Los pueblos aledaños a la ruta (Pumahuasi, por ejemplo) son desangelados y secos, pero con cierta personalidad.Al llegar a La Quiaca, me dirigí al estacionamiento frente a la frontera ($1). Sorprende la gran cantidad de gendarmes en la avenida de circunvalación, supongo que para evitar que entren contrabandistas hormiga. Me tomaron los datos en Gendarmería y pasé al lado boliviano.Villazón es un festival de sensaciones y sabores, con negocios que venden artesanías a mitad del precio que en Argentina, con quioscos que venden hojas de coca como golosina al paso y con un sinnúmero de pequeños comercios estilo el Once pero en algunos casos mejor puestos. Hice la visita de rigor al mercado (me gusta mucho cocinar), y allí vi cosas muy interesantes, como docenas de granos de maiz diferentes, papas y tubérculos varios, plantas medicinales raras, etc. También vi galerías con pequeñas cocinas donde en cada una una señora cocina platos típicos y los sirve en las 2-3 mesas habilitadas en su localcito. Para quien fue a Angelmó, cerca de Puerto Montt, Chile, es exactamente el mismo modelo.Lamentablemente, no tuve mucho más tiempo para visitar, así que luego de comer suculentas empanadas bolivianas regresé a la zona de la quebrada, donde hice mis últimas compras. Luego me dirigí a Salta por la ruta 36 y llegué justo a tiempo para devolver el auto y tomar el vuelo a Baires.En resumen, no se pierdan conocer esta región del país. Pese a su excesivo marketing turístico, vale la pena dejarse envolver por la tranquilidad y la gastronomía del lugar.Andrés