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Iruya Viernes 27/12/2019

Travesía de Iruya a Nazareno, ruta histórica llamada el otro camino del Inca

Entre montañas de colores y ríos, cuatro días a pie por una ruta histórica para unir estos pequeños pueblos

Como hicieron los incas hace cientos de años, unimos los pueblos de Iruya y Nazareno, pequeñas poblaciones de origen kolla, enclavadas entre los cerros, a pie. Pertenecen a Salta pero se acceden desde Jujuy, a Iruya desde Humahuaca y a Nazareno desde La Quiaca.

Partimos a media mañana en bus hacia Iruya. La distancia que se recorre es de 50 kilometros aproximadamente, pero se tarda 3 horas, por el tipo de camino muy sinuoso y de ripio.

Iruya es un pueblo muy pintoresco y con calidez humana ubicado en la ladera de la montaña. Sus calles de piedras y desniveladas, más la altura, obligaba a recorrerla lenta y tranquilamente, disfrutando de los cóndores que sobrevolaban frente al pueblo. Se puede subir al mirador de la Cruz y recorrer el pueblo, su pequeña iglesia, el puente que cruzaba el río y caminar por algunas calles que terminaban en barrancos de 5 o 6 metros de altura, no era para andar distraído.

La travesia a pie conviene iniciarla con paso lento y continuo. Se pueden cruzar con unos pocos pobladores que iniciaban sus rutinas diarias. Nos dirigimos río arriba hacia el norte, siguiendo el cauce. Es un sendero pedregoso pero bien marcado, el pueblo empezaba a perderse de vista en la medida que ascendemos sin detenernos.

Seguimos el recorrido por el cauce de un río seco que estaba entre montañas. Cada el cauce se vuelve más cerrado, como si estuviéramos dentro de una cueva, sorteando por momentos grandes piedras que interrumpían el camino, con inmensas montañas.

En el norte argentino los senderos son muy inestables por la erosión del viento y la lluvia, es fácil confundirse de camino. Por eso, si uno no es lugareño es difícil de recorrer sin perderse.

Luego de trepar algunas piedras salimos a un sendero fino donde apenas entra el pie. Seguimos caminando hasta alcanzar el Abra del Colorado donde el paisaje se amplía y todos los cerros lucen sus colores rojos, naranjas y verdes. Fotos más fotos; luego comenzamos el descenso tranquilo, que no eS tan empinado y el camino no era tan angosto como en la subida. Seguimos hasta alcanzar el río San Juan donde se puede tomar un descanso y comer algo a la vera del río.

Recargadas las energías, continuamos el recorrido con un nuevo ascenso que en un momento se hace basanten empinado, aproximadamente tres horas después se llega al poblado de Chiyayoc, a 3100m de altura, ideal para descansar y pasar la noche.

Al día siguiente, luego de un desayuno energizante continuamos la travesía a pie, ascendiendo hasta el Abra de Chiyayoc, a 3700m. Un abra es un corte transversal en una cadena montañosa, producido tanto por sismos como, más generalmente, por las aguas de un río, que habitualmente es usado para franquear la cordillera.

Desde allí descendimos hasta llegar al poblado de Rodio, a 3000m dónde se puede almorzar. Luego continuamos nuestro trekking con un paisaje fabuloso, lleno de montañas multicolores: rojos, verdes y amarillos a pleno.

El descenso es intenso atendiendo cada paso para no pisar en falso y tener una caída libre. Faldeamos hasta alcanzar el valle del río Trancas. Desde allí retomamos el ascenso, alejándonos del pequeño poblado de Trancas. Una vez en el filo apreciamos una hermosa vista del pueblo de Rodeo Colorado. Más descenso hasta el río Pera.

Finalmente llegamos a Rodeo Colorado, a 3000m.

El día se inicia con una primera hora de ascenso y alcanzamos el pueblo de Abra del Sauce, a 3250m. Una vez allí descendemos por una amplia ladera hasta el poblado de Molino, con una impresionante vista del valle del río Nazareno. Desde aquí comenzamos a remontar el valle del río hasta nuestro lugar de acampe. Dos horas después llegamos al sitio donde vamos a acampar

Al día siguiente es la última etapa de la travesía a pie, caminamos por el lecho del río, un sendero muy pedregoso y con bastante agua, pero bastante bien marcado con piedras. Se notaba que era un camino que se usaba frecuentemente para acarreo de animales. Seguimos durante más o menos 5 horas, con pausas cada vez que necesitábamos unirnos, descansar y comer.

Nos esperaba la última subida para acceder al pueblo de Nazareno. Una subida intensa, con pasos cortos y continuos, regulando la respiración para mantener la marcha. Aproximadamente, cuarenta minutos después llegamos a la entrada del pueblo.

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