La última misión del Marjorie Glen
La historia de un barco incendiado que 90 años después cumplió una importante misión
En la desembocadura del Río Gallegos, en Punta Loyola, descansa un gigante oxidado que en su momento fue un moderno barco a vela. Se trata del Marjorie Glen, cuyo casco integramente hecho de acero, representó un avance colosal en la tecnología naval de la época. No contaba con motor de ningún tipo, basándose su propulsión exclusivamente en las velas. Su casco de metal le permitía el transporte de grandes cargas comparado con los veleros de madera de la época.
Fue construído en 1892 en Escocia. Y en 1911 partió de Newcastle, Inglaterra, con un cargamento de 1800 toneladas de carbón compradas por la compañía Braun y Blanchard (actualmente "La Anónima") de Río Gallegos.
El 9 de septiembre los tripulantes detectaron emanaciones de gases en la bodega. Ese sería el comienzo de su final. 4 días mas tarde arribaron a la rada exterior de Río Gallegos, donde comenzó un incendio que no pudo ser controlado y se cobró la vida de dos tripulantes. Finalmente, el 15 de septiembre se decide abandonar el barco, dejándolo varado en Punta Loyola, cerca de la desembocadura del Río Gallegos.
Los restos del barco fueron vendidos como chatarra al señor J. M. Rivero, propietario de la estancia Cabo Buen Tiempo, quién en diciembre de 1915 los donó con la condición de utilizar los materiales en obras públicas.
Pero el destino tenía preparada una última misión para el Marjorie Glen. 90 años mas tarde de su botadura, en 1982, la Fuerza Aérea Argentina planeaba en secreto una estrategia que revolucionaría las batallas aeronovales: Los vuelos rasantes a escasos metros del mar para no ser detectados por los radares de la armada inglesa durante la guerra de Malvinas. Aviones A4 Skyhawk practicaron en secreto numerosos vuelos rasantes simulando ataques sobre el Marjorie Glen. Aún hoy pueden verse los impactos y la extrema precisión de muchos de ellos, los cuales daban justo en la linea de flotación del buque.
El barco se encuentra hoy lejos de la línea de marea, y es posible acercarse a pié hasta el.
