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 La ecovilla Gaia queda sólo a una hora y media de Buenos Aires. Parece mentira que tan cerca de la gran metrópoli sus habitantes haya logrado establecer un sistema fuera del sistema. El agua sale caliente del grifo y la comida humea sobre la mesa, pero aquí no hay gas ni cocinas eléctricas. Las casas son tibias en invierno y frescas en verano, pero no existen los equipos de aire acondicionado. Las compañías de servicio nada tienen que hacer por esta zona, donde la Tierra lo hace todo por sí sola. Basados en un método llamado Permacultura, un grupo de doce personas han logrado vivir con la comida y la energía que ellos mismos producen, sin perder comfort, cambiando la ecuación histórica de destrucción de la tierra por una que utiliza para la vida humana sin estragos.

 Se trata de unas 20 hectáreas ubicadas a poco más de 100 km de la Capital Federal, en el partido bonaerense de Navarro, donde la gente apuesta por "hacer las paces con el medio ambiente". Para ello utilizan recursos naturales renovables: dos tipos de colectores solares brindan agua caliente a duchas, baños y cocinas mediante un trazado de cañerías subterráneas, y tres molinos (foto) conectados a grandes baterías generan la electricidad suficiente para que hasta 40 personas utilicen en forma diaria energía para iluminar los ambientes, conectar la cortadora de césped, ver televisión y conectarse a Internet libremente. Gaia es el nombre que los antiguos griegos dieron a la diosa de la Tierra.

 La comida se cocina en hornallas solares (foto) que se asemejan a grandes antenas parabólicas hechas de aluminio espejado. Un guiso para doce personas tarda sólo una hora en cocinarse en verano, y dos horas en invierno. También se utilizan hornos de alto rendimiento, similares a los hornos de barro pero con una necesidad de leña de sólo el 10 % respecto a estos.

 Los principios que se utilizan en Gaia parten de una disciplina llamada permacultura, que fue creada hace unos treinta años y que actualmente sustenta el modo de vida de cientos de ecovillas distribuidas por todo el mundo. Esta es la primera que existe en la Argentina, pero hay muchas en Brasil y Colombia. Es un concepto práctico. Puede ser aplicado tanto en la ciudad como en el campo. Se estimula a establecer ambientes altamente productivos, provisión de alimentos, energía, vivienda y otras necesidades que incluyen infraestructura social y económica. Diseña y nutre ecosistemas productivos que tienen la estabilidad, diversidad y flexibilidad de los ecosistemas naturales.

 "Para nosotros no hay grises, o se da el salto hacia la paz o se sigue destruyendo el planeta", dice el fundador Gustavo Ramírez (foto). "El primer móvil que genera invasiones y conflictos bélicos en el mundo es actualmente el petróleo, un bien no renovable cuyo precio va en creciente aumento, y el segundo móvil es el agua. Nosotros apostamos por prescindir del petróleo y hacer un uso racional del agua", explica. Además, en Gaia son terminantes cuando afirman que los desastres naturales que sucedieron este año, como el tsunami y los huracanes, son una metáfora de lo que está pasando con la tierra.

 Una de las maneras de racionalizar el agua y no contaminar la tierra es utilizar baños secos (foto), que consisten en inodoros aparentemente convencionales pero que no mezclan la orina con la materia fecal, para luego utilizarlas como fertilizantes y humus para los árboles. De esta forma, sin "tirar la cadena" no se transforma agua potable en agua contaminada, y además se evitan las cloacas, tan dañinas para la tierra.

 El agua sucia de los lavatorios o la cocina es depositada en una zanja donde se plantaron totoras y achiras, especies que eliminan oxígeno por sus raíces y permiten la vida de bacterias aeróbicas que purifican el agua. Además, el polen de las totoras es altamente nutritivo, sus brotes son comestibles y sus frutos constituyen un aislante térmico natural de alta efectividad que se usa para las casas y los calefones solares. Una muestra más de cómo a veces basta dejar a la pachamama hacer su trabajo y sentarse a esperar el resultado. "Queremos llegar a un punto donde ya no tengamos que cultivar sino ser simples recolectores de frutos", se esperanzan en Navarro.

 Entre las construcciones existen pequeños bosques con más de 600 tipos de arbustos y árboles que ofician como cortinas de viento, y más de 220 especies comestibles y medicinales, muchas de ellas producidas con semillas orgánicas.

 

 Las viviendas están construidas en base a un concepto altamente estético; son estructuras de barro irregulares, con vidrios de distintos tamaños y botellas de colores incrustadas en los muros. Se moldean con las manos, es realmente como dicen "un trabajo de horneros". Las aberturas están orientadas siempre hacia el norte para conseguir calor en invierno y frescura en verano, y frente a las casas se diseñaron pequeños lagos artificiales que reflejan el calor y la luz del sol en las épocas más frías.

 Existe una gran construcción en donde los habitantes comparten las comidas, las charlas y debates. El lugar funciona como Centro de Vida y Aprendizaje, y sirve de inspiración a futuros proyectos de vida sustentable en Sudamérica. Se ofrecen cursos y talleres de los diversos temas que se desarrollan en el lugar. La comunidad Gaia está abierta a integrar nuevos miembros, en especial a familias con niños, que coincidan profundamente con los objetivos de la misma.

 También existe "La casa de los abuelos y los niños", donde se trata de preservar la relación entre estas dos generaciones. Según los habitantes de Gaia, "los ancianos y los chicos tienen muchas cosas para decirse. Los abuelos pueden contarles muchas de las cosas que vivieron, y los chicos pueden hablarles del lugar a dónde van a ir", haciendo referencia a la creencia de la reencarnación.

 Para la gente que vive en una ecovilla, lo que se trata de hacer es encontrar un nivel de sustentabilidad tal en el que las necesidades básicas de las personas (alimento, vivienda, salud, etc) sean satisfechas mediante estrategias sencillas y mayoritariamente autogestionadas. "Se trata de generar la energía propia sin comprársela a las corporaciones. Hablamos de desinflar el sistema de pobreza y exclusión, y esto es un acto de paz", dicen los gaianos, y cuesta no quedarse pensando en otro mundo mejor y posible. Seguramente cuando uno se vuelva su hogar seguirá apretando el botón de la cadena del baño y encenderá la luz todas las veces que se le ocurra hasta que parezca intermitente. Pero sin dudas muchos debatiremos con quienes tengamos al lado lo que descubrimos, y aunque no lo compartamos, ¿no es bueno cuestionarnos cosas algunas veces?

Para más información pueden visitar el sitio de Internet www.gaia.org.ar. Hay visitas guiadas los sábados, domingos y feriados, y también estadía con alojamiento y comida naturista.

Hasta el próximo número!
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